1. HISTORIA DE SU VIDA ARTÍSTICA
Remigio Soler Tomás nace en Agres, Alicante, el 14 de octubre de 1897, dentro de una familia de jornaleros. Cuando todavía era muy pequeño se produciría «su despertar al arte», demostrando aptitudes artísticas y, en 1915, animado por su maestro de escuela, se traslada con su familia a València, con el fin de formarse académicamente en las disciplinas plásticas y artísticas.
La formación académica y el taller
Ya en València estudia en la Escuela de Artes y Oficios, donde obtiene premio extraordinario, y en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, de donde sale con matrícula de honor. Entre sus profesores destacan Antonio Fillol Granell y Salvador Abril y Blasco en la Escuela de Artes y Oficios; e Isidoro Garnelo Fillol, Julio Cebrián Mezquita, José Renau Montoro, padre de Josep Renau, y José Benlliure y Gil, entre otros, en la Academia de Bellas Artes de San Carlos.
Comenzó sus primeros pasos como los artistas del Renacimiento italiano: formación y trabajo artísticos en el ámbito del taller. Allí conocerá, aprenderá y practicará, con dominio, todos los géneros y técnicas artísticas. Estos serán la base del desarrollo de toda su obra posterior. Adquirirá muy pronto prestigio profesional, siempre aconsejado por Domingo Meli, su maestro, y por el droguero donde adquiría los materiales, llamado Lamo. En esta etapa se dedica a la restauración, policromía y ornamentación de obras de arte; también a la decoración mural de iglesias y de los salones y viviendas de la naciente burguesía y de la última aristocracia.
A partir de esos momentos, y ya durante toda su vida, ayudará al sostenimiento económico de toda su familia y será el elemento humano integrador, como un paterfamilias.
El comienzo de su estilo propio.
En sus inicios trabaja en equipo con sus maestros y miembros del propio taller, pero no tardará mucho en independizarse y trabajar por su cuenta y a construir su estilo personal identificativo.
De esta primera etapa, durante las décadas de los años 20 y 30, podemos encontrar obra religiosa suya en la capilla de la comunión de Agullent (1927); en la ermita de la masía de Albors de Agres (1927), obra que actualmente podemos admirar en la capilla de la comunión de la iglesia parroquial de Agres; en los Carmelitas de la calle Ayala 35 de Madrid (1930 y años 40), obra desaparecida; en la ciudad de València, en las iglesias del Temple (1923) con Ricardo White, de San José de la Montaña (1931), y en las parroquias de los pueblos de Almoines (1931) Museros (1931), Albuixec (sobre 1932), Serra (1933) y la Font d’en Carròs (1933), entre otros. También en las iglesias parroquiales de Beniarjó (obra desaparecida), Rafelcofer, Vilallonga y Alqueria de la Comtessa (aquí también hay obra de posguerra).
El 6 de junio de 1926 se casa con Amalia con la que forma una familia con cuatro hijas. Ella será su musa, la inspiración de su ímpetu artístico y la orientación crítica de todos sus proyectos. Desgraciadamente, Amalia muere joven y Remigio nunca se restablecería totalmente, ni emocional ni anímicamente, ni en el aspecto humano ni en el artístico”
Antes de la Guerra Civil, Remigio Soler se enroló, en un principio, con los pintores escenográficos, trabajando en el teatro Russafa y en otros de València, donde pintó sus telones, bambalinas, decorados, incluso sus carteles anunciadores. En este período también trabajó como pintor de fallas.
Los paisajes y las gentes de Agres y la Sierra Mariola, de Agullent y la Vall d’Albaida, de Santo Espíritu, de la misma ciudad de València y su Huerta o, incluso, del barrio de Salamanca de Madrid, fueron algunos de los motivos de los lienzos de sus primeros años.
Durante la guerra civil y la posguerra
La Guerra Civil rompe y paraliza su vertiginoso desarrollo artístico. Se desintegran los diferentes círculos artísticos de los que formaba parte. Se recluye en una vida familiar de supervivencia entre Agres y València y pocas obras verán la luz.
En 1939, finalizada la guerra, la Iglesia comienza una inmensa campaña de restauraciones de sus templos y su patrimonio mueble. Impulsadas por el Estado se constituirán Juntas para su restauración y reparación. Parroquias, órdenes religiosas y mecenas privados comienzan a restablecer las muestras de arte desaparecidas de los templos.
Remigio Soler formará parte, como vocal y pintor, de la junta de la iglesia de su pueblo natal Agres. El 26 de julio de 1939 elaborarán el Informe del estado de la parroquia de Agres tras la contienda y lo comunicarán a la Comisión de Arte Sacro del Arzobispado de València.
En este contexto de espacios y tiempos, el artista entra en la historia como «pintor de iglesias» por lo que se le conocerá popularmente a partir de entonces.
La madurez y período lumínico.
En sus largas estancias en los pueblos de las iglesias donde pintaba, ejecutaba también, muy a menudo, obra de caballete. Convivía y se impregnaba de la vida cotidiana, de las costumbres, de las gentes y de los paisajes de estos lugares. Así pintaba, de forma libre y altruista, retratos de la gente del pueblo, también caricaturas y dibujos a lápiz, elaboraba apuntes y pinturas de paisajes, acuarelas, así como pinturas de las manifestaciones culturales o de las costumbres propias de esas poblaciones. Estas peculiaridades ponen de manifiesto, una vez más, su gran inquietud creadora y artística.
Pero las grandes restauraciones y decoraciones religiosas propias de la posguerra fueron desapareciendo poco a poco a finales de los años 50, durante los años 60 y principios de los años 70. Es entonces cuando se despliega la gran profusión pictórica de paisajes en lienzos y tablas de caballete.
Entre los óleos creados por él en esta etapa cabe destacar los paisajes marineros de Dénia, Xàbia, Benidorm y la Vila Joiosa. Paisajes del Monasterio de Piedra, la serranía de Cuenca, los Serranos, Castellón de la Plana, Agres, Agullent, València ciudad y sus alrededores… Algunos de ellos formarán parte de varias colecciones a lo largo de todo el Estado Español, del centro de Europa o en los EEUU.
Apagón de la vida y del arte.
Pasó los últimos días de su vida, cuando ya las fuerzas iban menguando, apagándose también, poco a poco, su fuerza creativa que lo mantuvo tan vivo toda su vida. Según palabras suyas:
El arte está íntimamente ligado a mi vida. Actualmente, en mi vida, ya no tengo gratos motivos para poder sentirla, entonces ¿qué ilusiones he de tener por el arte y por cualquier actividad llamada artística?
Su luz artística y humana se apagó el 14 de agosto de 1983 y está enterrado en Agullent.
Domicilios donde vive a lo largo de su vida.
Vivió en varios lugares: en la ciudad de València durante 62 años, en diferentes etapas de su vida, en las calles de Bailén, Comedias, Linterna, Portal de Valldigna y Reverendo José Noguera; en Agres, unos 20 años, en dos etapas; en Serra; en la calle San Antonio de Agullent, durante los tres años de las obras de restauración de la iglesia y también durante largas temporadas a lo largo de su vida.